Descripción del proyecto
Director Ejecutivo de la Academia Americana de Medicina Ambiental así como fundador y director del Centro de Salud Ambiental de Dallas en Texas el doctor William Rea -cirujano torácico y cardiovascular- fue el primer catedrático de Medicina Ambiental del mundo. Se trata además de alguien con amplia experiencia clínica ya que ha tratado a más de 30.000 pacientes de medio mundo. Pues bien, el Dr. Rea no duda en afirmar que la mayoría de las llamadas enfermedades que sufrimos hoy las causan o agravan las sustancias químicas tóxicas que invaden nuestra vida presentes en el agua que bebemos, los alimentos que ingerimos, la ropa que vestimos los fármacos y los productos de higiene personal y de limpieza así como a las radiaciones electromagnéticas artificiales. Afirmando concretamente que pueden provocar cáncer, patologías cardiovasculares, fatiga crónica, fibromialgia, alzheimer, parkinson, hiperactividad, diabetes, sensibilidad química múltiple, electrosensibilidad y muchas otras patologías.
«Los tóxicos –asegura- afectan especialmente al tejido conectivo que constituye el 60-70% del cuerpo humano; y eso incluye al sistema inmune, al neurológico y al circulatorio. Esos tres sistemas son los principalmente afectados y es su intoxicación lo que da lugar primordialmente a disfunciones concretas que son a las que luego llamamos ‘enfermedades’. Añadiendo: «En lugar de buscar virus y bacterias patógenas cuando les llega un enfermo –explica- los médicos deberían empezar hoy a comprobar antes de nada qué toxinas invaden los organismos de sus pacientes». Para el Dr. William Rea sólo en un organismo libre de toxinas y bien nutrido la homeostasis del organismo es correcta y el cuerpo puede funcionar adecuadamente. Luego todo enfermo debe empezar ¡desintoxicándose!, entre otras cosas porque es la saturación de tóxicos en el organismo lo que acaba con las reservas de antioxidantes, vitaminas, minerales, enzimas y oligoelementos necesarios para el correcto funcionamiento del metabolismo además de provocar el envenenamiento de las células y del espacio intersticial.
Deja tu comentario